Entre líquenes y mimosas

¿Cómo se llama esta ruta? Sin pensarlo mucho Juan contestó: «Entre líquenes y mimosas» y acertó de pleno porque resume muy bien lo que fue la caminata de este lunes por el PRG 186 que discurre por el concello ourensano de Toén. Es una ruta preciosa aún en este tiempo de invierno y más lo será en primavera o en otoño cuando las espesas carballeiras que pueblan la casi totalidad del recorrido puedan lucir el verde de sus copas repletas de hojas o el ocre-amarillo que viste su ropaje otoñal.

En esta época los carballos están cubiertos por una capa entre blanca y gris que está formada por esa simbiosis entre algas y cianobacterias que son los líquenes,  excelentes  bioindicadores de la calidad del ecosistema, ya que son muy sensibles a las perturbaciones ambientales como la contaminación.

También es tiempo de mimosas, esas acacias invasoras que tanto abundan en los montes ourensanos, que exhiben unas hermosas flores en esta época pero que son una perniciosa plaga por su potencial colonizador siendo una amenaza grave para las especies autóctonas. Eso sí, queda muy bonito cuando bordean los caminos formando a veces llamativos arcos florales de intenso color amarillo.

Iniciamos la marcha cerca del lugar de Trellerma para incorporarnos, después del primer par de kilómetros, al sendero PRG 186 por el que llegamos a la localidad de Moreiras, de empedradas calles y señoriales casonas entre las que destaca la Torre do Padín. Domina la población la monumental iglesia de San Pedro, de fachada barroca.

Sigue la ruta por caminos con frecuencia encharcados por la recientes lluvias, entre cierres de fincas y bosques que ocupan lo que en otros tiempos fueron tierras de labor hasta que llegamos a las estribaciones de A Cima da Granxa, unos parajes agrestes salpicados de penedos, grandes rocas redondas por las que serpentean estrechos caminitos entre sus paredes cubiertas de musgo en una especie de tobogán con rampas que suben y bajan hasta alcanzar A Cima, otro conjunto de  penedos que constituye un excelente mirador de la comarca que rodea la ciudad de Ourense. Oculta entre ellos se encuentra A Cova da Cima, un espacio que sirvió para albergar pastores y transeúntes en tiempos ya pasados.

Más abajo nos topamos con O Penedo fendido, un par de peñascos superpuestos desde el que, ya en franco descenso, alcanzamos la ermita de Nª Sª de las Angustias en las afueras de Mugares, un núcleo rural en el que destaca  la iglesia de Santa María,  de fachada plateresca, con dos potentes torres que le confieren cierto aspecto de fortaleza.

Ya nos vamos acercando a los 20 Km. cuando entramos en Toén, la cabeza del municipio que ampara a las citadas poblaciones y en cuyo centro se halla el restaurante Grancas, especializado en comida obrera y eso se nota en el menú. Plato único: lentejas y bisté con patatas fritas. Las primeras bien, sabrosas y contundentes con sus trocitos de tocino, lo segundo recordaba a Chaplín en «La quimera del oro», intentando disfrazar el hambre con un par de suelas de zapato.

Rematado el festín de Grancas con un discreto queso con membrillo, reemprendemos la marcha para dar cuenta de los 5 Km. que nos separan del punto de inicio que también es el final de esta estupenda jornada cuyos hermosos parajes  han quedado agradablemente grabados en nuestra memoria.

Datos de la ruta Distancia Duración Dificultad Tiempo
23,550 Km. 6 h. 25 min. Media Nublado 

Para ver el mapa y más detalles de la ruta hacer clic con el ratón aquí.

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